lunes, 14 de septiembre de 2009

Soy un hombre herido - y quizás uno que nunca se recupere


(Roma, Hotel Quirinal)

31 enero 1909

Todavía estoy aquí y me quedaré hasta que acaben las gestiones para separarme de Elvira. Veo mucho a Tosti, que me anima un poco en la pena que estoy pasando. Estoy un poco más tranquilo y mi salud no está mal.

Además del acuerdo con Elvira, parece que hay más desgracias: la familia de la pobre Doria quieren emprender acciones contra mi esposa como responsable directa de su suicidio. Puede ser en parte verdad; pero en parte no lo es y es justo decirlo. No voy a contarte exactamente lo que sucedió; sería demasiado largo y tedioso contarte toda la historia.

La acción que pueden emprender contra mi esposa puede tener serias consecuencias para ella y, moralmente, también para mí. Que Dios conceda éxito a los amigos que se están ocupando del asunto y que disuadan a la familia de presentar una denuncia.

Mi estado de ánimo, pese a que estoy en un periodo de relativa calma, es deplorable, triste y penoso. Soy un hombre herido - y quizás uno que nunca se recupere.

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